Fon Botana, músico Santiagués explica en Facebook el origen y las causas de un conflicto que, de seguir como hasta ahora, podría acabar con una de las formas culturales más importantes de compostela: la música de sus bares, sus conciertos alternativos y todo aquello que convierte a la ciudad en referente.
ACTUALIZACIÓN: el conflicto sigue creciendo, las salas de conciertos del ensanche también están teniendo problemas, os dejo un artículo de La Voz de Galicia http://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2015/02/15/conflicto-conciertos-pubs-extiende-ensanche/0003_201502S15C5991.htm
Cuando era pequeño adoraba jugar al LEGO. Como era un juego, me dedicaba a unir piezas sin ton ni son, formando estructuras que a mi me resultaran agradables y que me permitieran jugar y tener un buen recuerdo de esa tarde. Sin embargo, no todos somos, ni podemos ser niños.
Estoy llamando niño a Don Manuel Fraga, que en la línea su habitual megalomania autonómica, allá por 1999 (más o menos el mismo año en el que yo jugaba al LEGO), decidió crear una edificación sin igual sin ninguna función y basada en la simple unión de piezas para crear el sujeto con el que sin duda sería recordado al más puro estilo Faraón. La ciudad de la Cultura
Eisenman fue el encargado de hacer realidad la obra, ¿pero sabéis que? no estamos aquí para hablar de la megalomanía de Fraga, ni del timo que supone utilizar el dinero de l@s galleg@s en una obra inútil y que nadie ha pedido, no, estamos aquí para hablar de LEGO.
Hace 18 meses, se inauguró la Ciudad, y la xunta de Galicia no ha sacado a la luz un proyecto de utilización de la infraestructura hasta el 22 de Junio de este año, es decir, se montaron la casita y han tardado lo que les ha dado la gana en decir para que vale. Y no solo eso, si no que aún por encima, para poder utilizarlo, es necesario realizar remodelaciones.
Como podéis ver en el vídeo, hay 4 objetivos fundamentales que se pueden resumir en «vamos a decir que la ciudad de la cultura vale para todo». Y es lo bueno de haber hecho una gran obra de LEGO, que puedes decir que vale para todo y que hay que cambiar unas paredes y te quedas tan ancho.
Sin embargo, no creo que estos objetivos contemplen el uso de las instalaciones para cualquiera que lo necesite razonablemente, si no que, una vez más, su uso será disponible para aquellos que tengan un buen asiento en la mesa del poder, o un buen enchufe donde meterse.
Como único dato positivo, la xunta prevee reducir el gasto en 4,5 millones de euros. Claro que habría que considerar los gastos que se ahorrarían si en lugar de abrir un espacio más que estará vacío por la falta de fondos en cultura fomentáramos los espacios ya existentes en Santiago, más céntricos, más cómodos, más dinámicos y pensados fuera de una grotesca partida de LEGO.
Estoy llamando niño a Don Manuel Fraga, que en la línea su habitual megalomania autonómica, allá por 1999 (más o menos el mismo año en el que yo jugaba al LEGO), decidió crear una edificación sin igual sin ninguna función y basada en la simple unión de piezas para crear el sujeto con el que sin duda sería recordado al más puro estilo Faraón. 
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