Desde que fue nombrado Ministro, una de las principales preocupaciones de Wert ha sido defender que su reforma educativa no era una reforma ideológica sino técnica. Hoy Wert ha dicho que «El auge del independentismo viene determinado por la descentralización educativa» y con esta declaración se ha refutado a si mismo de la forma más contundente.
La idea que subyace a esta declaración, es que, en efecto, el modelo educativo que impera en una sociedad modifica la forma de pensar de los jóvenes. Nada nuevo bajo el Sol, los psicólogos llevamos avisando de este fenómeno desde hace años, y así mismo lo han hecho los pedagogos, maestros y educadores sociales. Todos los profesionales del mundo de la educación estamos de acuerdo, menos los políticos, que insisten en considerarse «maestros de todo».
Wert defiende una recentralización de la educación. Seguramente algún iluminado puede pensar que esto es positivo por que permite un Currículo más unificado y una mayor movilidad entre autonomías. Pero iluminados hay muchos, y lo que ninguno de estos ha pensado es que la educación es un proceso que necesita ser personalizado y partir de la realidad del alumno, no desde lo que un señor (sociólogo) opine desde Madrid.
El modelo Finlandes utilizado por Wert como ejemplo es su mejor contraejemplo. Mantiene un currículum central y desvía la autonomía a los centros, no a las comunidades autónomas. Yo también estoy de acuerdo con que son los centros y sus equipos de educadores los responsables de la identificación de los contenidos educativos que sus alumnos necesitan para desarrollarse correctamente. Perfecto, apliquemos la medida en España, pero antes hagamos un informe de los recursos que necesitaríamos para conseguirlo.
En primer lugar, deberemos contar con más profesores y mejor formados. Un profesor que da clase a una media de 120 alumnos y que apenas tiene tiempo para corregir los ejercicios complementarios no puede reunirse con un equipo de profesionales y programar las necesidades educativas de sus alumnos. Por otro lado se les da una formación macarrónica y los que realmente mejoran es por su esfuerzo y dedicación, por su pasión por la enseñanza.
Por otro lado, no podría reunirse con nadie, por que los equipos de educadores de apoyo (psicólogos, pedagogos y educadores sociales) cuentan con unos números absurdos, en algunos centros el departamento de orientación cuenta con 1 persona para cada 100 alumnos.
A nivel de instalaciones y de medios no hay nada que decir. El presupuesto de los centros públicos de España es mínimo. Se proporciona también un presupuesto ridículo para su mantenimiento, y renovación. Todos estos números son, para que nos hagamos una idea, muy inferiores a lo que se desperdicia cada día en publicidad institucional.
Me gustaría saber como pretenden aplicar un sistema «a la Finlandesa» con estos números.
Pero volvamos a la idea principal. Wert ha metido el pié en agujero que el mismo cavó. Ha admitido que el modelo educativo modula la ideología de los jóvenes, y por tanto ha admitido que su reforma es una reforma ideológica. Esta reforma ha sido falsamente llamada «la reforma neoliberal», sin embargo eso no es lo que el ministro Wert está buscando.
La reforma de Wert es una reforma conservadora, que busca mantener los usos y costumbres tradicionales por considerarlos correctos y acordes a la moral. Por otro lado, aunque se base en la privatización de muchos servicios educativos, no es una reforma neoliberal. Una reforma neoliberal primaría la formación en nuevos valores y actitudes, en la especialización y la adquisición de competencias útiles. Sin embargo el Ministro Wert ha creado una reforma que busca mantener en el poder a los grupos que le benefician. No es privatización económica buscando mejores resultados, es privatización del sector laico al católico conservador, del que Wert es insignia.
Llevo mucho tiempo criticando las políticas de Wert, por carecer de justificación educativa a todos los niveles y son medidas políticas que desvirtúan las posibilidades que tenemos. Soy socialdemócrata, y creo que lograr una educación pública y de calidad es lo mejor que podemos hacer por las generaciones futuras. Sin embargo asumo que ciertas privatizaciones no tendrían por que ser negativas si son conducidas adecuadamente. La reforma de Wert no nos lleva a un futuro, nos lleva al pasado que Wert ansía como retornado, sin embargo yo espero que un día de estos alguien le regale un Delorean, se vaya a su futuro idílico y nos deje en paz.
Sea como sea necesitamos un nuevo «condensador de fluzo» una nueva pieza que nos permita avanzar hacia un futuro coherente, responsable y pleno.