Motivación

Ponte en mi lugar, la empatía perdida

Nuestra sociedad puede ser una cueva o una cadena montañosa que llega hasta el horizonte. Cuando nuestra sociedad es una cueva, es fría, oscura, estrecha y sinuosa; cuando es una cadena montañosa, es amplia, diversa e increíblemente bella. Ambas figuras, ambos mundos comparten dos cosas: es necesario ser un intrépido explorador para habitarla y que, si gritas con fuerza, el eco ayudará a que todo el mundo pueda escucharte.

Durante los últimos años, en nuestra sociedad se ha impuesto un «eco» diferente, que distribuye lo que nos parece bonito en lugar de lo que necesitamos que se distribuya. Durante los últimos años, en nuestra sociedad se habla mucho de inteligencia emocional y empatía, de derechos y de educación, de dejar a los niños ser niños y de no obligarlos a ser adultos. Sin embargo, hay algo que está pasando en nuestra sociedad y que necesitamos remediar: los padres olvidan su vida de niños, olvidan las cosas que les importaban y cuanto les importaban y eso les impide ser conscientes de aquello que les importa a sus hijos y cuanto les importa.

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Discursos Motivadores (II)

Hace muchos años que no escucho hablar del 5 de Noviembre sin pensar en libertad, derechos, autonomía, democracia y el poder de las palabras. Es una fecha grabada a fuego por uno de los discursos mejor interpretados de los últimos años, el discurso de V. No creo que pueda encontrar un día mejor para la segunda parte de mi entrada «Discursos Motivadores (I)«, espero que os guste.

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La creatividad llama a más creatividad

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Pelea por lo que quieres.

Hay algo que quiero, no siempre lo he querido, pero ahora lo quiero, lo necesito y he planificado una parte de mi vida en función de obtenerlo, así que tengo que tenerlo. Lo deseo.

Cuando quiero algo, se abren dos puertas ante mí: puede ser que obtenga lo que quiero (y yo feliz) o puede ser que no pueda conseguirlo, incluso que no me dejen conseguirlo (y me sienta tremendamente desgraciado).

La balanza tiene dos lados y cuando uno de ellos nos parece la cosa más deseable del mundo, aparece el miedo. El miedo está ahí para llenarte la cabeza de dudas, está para poner el pie sobre la balanza e insinuar que, en lugar de dos opciones, sólo hay un objeto a alcanzar y que si no lo alcanzas, habrás perdido.

Tengo miedo de que me quiten lo que quiero, tengo un miedo de muerte. (más…)

La puerta anti estrés

Llevo cinco años viviendo fuera de casa por mis estudios. En estos cinco años he vivido en cinco pisos distintos, pisos de estudiante, pequeños, viejos, con defectos y desperfectos. Pisos en los que han vivido otros muchos antes que yo y donde la primera llave, la que era «la buena» se perdió tiempo atrás y la que te toca es una llave copiada, de una copiada, de una copiada de la original.

Cualquier estudiante que viva en Santiago sabe que las llaves «recopiadas» tienen el defecto de abrir mal, sin embargo, a lo largo del curso vas comprendiendo el truco y al final puedes abrir como si nada. Este año me he topado con una puerta y una llave totalmente diferentes. Mi edificio tiene una puerta anti estrés.

La puerta de mi portal abre con dificultad, sin embargo, por más que he intentado encontrar el «truco» de la cerradura, he sido incapaz. Ni empujando, ni sacándola levemente para fuera, ni moviendo en zigzag… ninguna de las estrategias clásicas del estudiante funcionan con esta puerta. Su truco es mucho más interesante. (más…)