Escuchar como un orador

Hace unos días , tuve el lujo de realizar un taller de debate y oratoria con un grupo de adolescentes muy peculiar. De los 16 jóvenes que participaban, 6 eran «expertos oradores» habían pasado por talleres míos y por algunas competiciones organizadas por sus ayuntamientos, los otros 10 nunca habían escuchado hablar de la actividad.

Mi primer paso fue proyectar una evidencia y esperar sus reacciones. El texto rezaba lo siguiente:

«Según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud, España casi duplica el consumo anual per cápita de alcohol. Según esta estadística, cada ciudadano español bebe 11 litros de alcohol al año (la media mundial es de 6,2) mientras que la media europea es de 10,9 litros por persona (casi tan alta como la nuestra)»

Acto seguido, en los dos grupos de jóvenes se pudieron dar 3 reacciones:

La primera de ellas es obvia, muchas risas, «somos los más cracks» decían algunos, «hay que mantener el nivel» gritaban otros. Estos jóvenes nunca habían practicado debate y en general,  no se preocuparon por el problema, parecía una broma y algo a ignorar. Eso cambiaría en cuanto llegó la segunda respuesta.

La segunda respuesta, la del segundo grupo, que tampoco había participado nunca en una actividad de debate, retórica u oratoria, fue radicalmente opuesta a la anterior. «Es terrible, debemos hacer algo, el alcohol es una lacra en nuestra sociedad, bebemos más que los nórdicos, que los ingleses, bebemos al nivel de los Cosacos rusos» dijo una efusiva joven. La preocupación cruzó sus rostros y empezaron a hablar de lo problemático de la estadística.

Sin embargo, aún quedaba un grupo que no había abierto la boca, ¿ya sabes cual?

La tercera respuesta fue la de los expertos oradores, que se miraron y charlaron someramente entre ellos. Marcaron a un portavoz que se levantó, pidió silencio y dijo lo siguiente: «Las conclusiones que se están sacando en esta sala son absurdas. ¿Nadie se ha dado cuenta de que en África y Asia apenas se bebe alcohol por motivos religiosos? el Islam prohíbe su consumo, sin embargo, en estos países se consume mucho más Opio y Cannabis. Los españoles consumimos al mismo nivel que Europa, donde están los países a los que queremos parecernos, más libres, igualitarios y económicamente boyantes. Además, hay que analizar el dato consigo mismo, son 11 litros por persona al año, son 33 cervezas en 365 días, no es una lacra social, es un dato bajo y debemos analizarlo como tal. Si quieren sacar esas conclusiones, deberían presentar un estudio que unificara el consumo de todas las drogas, incluyendo el alcohol, es posible que ahí si tuviéramos motivos para preocuparnos».

En ese momento, la sala quedó en silencio ante la obviedad de que, una noticia, un dato que parece perfectamente convincente, puede dejar de serlo si lo miramos con otros ojos, más críticos y analíticos, los ojos de un orador.

Diré además, que este dato no me lo he inventado, podéis verlo en esta noticia de EL MUNDO, o en esta de ABC, en esta de LA RAZÓN, e incluso en esta de LA SEXTA.

El debate como herramienta de creación de valores

Al contrario de lo que muchos podrían pensar, tras la intervención del tercer grupo, el debate continuó. Ninguno de los adolescentes consideró apropiado el consumo de alcohol y todos convinieron que, independientemente de que la noticia y el titular no fueran justos ni realistas, es necesario vigilar el consumo de cualquier substancia, para así crear políticas que sean verdaderamente efectivas.

Además, los jóvenes manifestaron atracción por el comportamiento de sus compañeros experimentados: en lugar de romper a reír o de dejarse llevar por las primeras impresiones, se mantuvieron tranquilos, lo hablaron y compartieron información que conocían, compusieron una respuesta unánime y marcaron como representante a aquel que mejor había defendido lo que pensaban. En otras palabras: respeto, capacidad de organización, trabajo en grupo, capacidad de escucha atenta, etc…

Por último, los jóvenes se pusieron en la piel del legislador y plantearon dos posibles opciones.

Un legislador acrítico, que viendo la noticia crearía una ley punitiva y prohibitiva, buscando reducir drasticamente el consumo de alcohol. Todos consideraron que este legislador crearía una «Ley seca» a la española, lo cual fue sentenciado por una de las participantes con un «Si a los abuelos les quitas las gotas del café, el independentismo ganará las elecciones»

Por otro lado, pensaron en un legislador crítico, que tras analizar la información se decidiera por una política de prevención en el consumo temprano y del consumo de bebidas de alta graduación, restando importancia al consumo ocasional de cerveza o vino.

Educar en debate y juegos de oratoria

El debate y otras muchísimas actividades relacionadas con la retórica, con el análisis de evidencias o con la contraposición de ideas son sanas para la democracia e importantísimas para el correcto desarrollo educativo de los niños. Es por eso que en nuestro contexto cada vez surgen más iniciativas de este tipo, algunas de ellas muy bien organizadas y con una gran calidad educativa, otras que adolecen de conocimientos técnicos y de saber hacer.

Algunas de las competencias marcadas por la LOE y algunas de las que marca (aunque no ejecuta) la LOMCE se pueden trabajar mediante estas herramientas. Competencia en comunicación lingüística, Tratamiento de la información, Competencia para «aprender a aprender», Competencia social y cívica, etc.

En línea con esta idea, la Asociación Gallega de Debate ha propuesto a la Fundación Barrié la realización de un taller totalmente gratuíto para profesorado, en el cual se explicarán las bases de los juegos de retórica, de forma que cualquier docente pueda llevar a cabo pequeños ejercicios en el aula. Toda la información se puede consultar aquí.

No se trata de crear una asignatura específica sobre este tema, se trata de utilizarlo como recurso en el aula, como un proyecto a realizar con un grupo especialmente motivado o como actividad extraescolar. Los juegos de oratoria y retórica son una herramienta necesaria.

Actividades perfectas para manejar la diversidad

El debate es una actividad que se proyecta en el grupo de trabajo, pero que requiere de un gran trabajo individual. Siempre digo que tiene mucha relación con el teatro (otra actividad a implementar en la escuela, todos los niños deberían practicarlo al menos una vez), cada orador debe conocer sus argumentos y evidencias, pensar sobre ellos y plantear formas más creativas y simples de explicarlas.

En esta línea, cuando trabajamos con un grupo heterogéneo, es fácil que aquellos que están más interesados puedan dedicarse a los temas más complejos o que necesitan de más lecturas, mientras que aquellos que están menos interesados, pueden quedarse en otros más sencillos y divertidos.

Los talleres que realizo con la Asociación de Altas Capacidades de Galicia (ASAC) son una muestra de esto. En ellos, trabajo con jóvenes de Alta Capacidad con diferentes talentos e intereses: algunos de ellos tienen un interés desmedido por la cuestión legislativa, quieren saber como funciona nuestro ordenamiento; otros están obsesionados con la economía o la tecnología y a todos los ha encantado enfrentarse y llevarse la razón.

El ansia de conocimiento e información de estos jóvenes es muy potente, en un contexto de clase ordinario es complicado satisfacer su curiosidad, pero más complicado es aún el presentar un contexto en el que puedan expresarla y hacerla pública siendo halagados por sus compañeros.

Es fácil que un alumno especialmente brillante haga un trabajo único sobre un tema que le interese, sin embargo, cuando lo pongamos delante de sus compañeros a hablar del tema, los aburrirá y sólo recibirá incomprensión. Al contrario, si todos los niños investigan un mismo tema y todos se levantan a exponerlo en público y enfrentar sus ideas con la de sus compañeros, el joven que destaque por lo brillante y lo elocuente de su discurso, será aplaudido y valorado por todos.

¿Decías?